La vida sin Luis

La vida sin Luis

Luis Fernández-Bada

Inesperadamente la vida te da sorpresas. Algunas buenas, otras muy malas.

Ayer se murió Luis. ¿Qué Luis? Nuestro Luis, Luis el de Econieve…

Con más o menos esas palabras me lo dijeron por teléfono. “Nacho, que se ha muerto Luis, Luis el de Econieve”… Y yo repasando Luises en el mundo del esquí… Alumnos, monitores… no caía… Ningún Luis.

No podía imaginar que se referían a Nuestro Luis. El motor de todo, el alma del club…

Pero sí. Afortunadamente para él, no debió sufrir mucho porque parece que murió en el acto. En casa.

Lo malo es que deja un vacío enorme.

Mujer, hijas, padre, nieta y nietas en camino… su empresa, el club, la comunidad, la parroquia…

Luis estaba en todo y lo daba todo. Vivió como quería y como sabía… Él no entendía de medias tintas.

Mi relación con él se remonta mucho tiempo atrás. Cuando todavía estaba en el Club Amistad y él era un socio que subía en el autobús.

Recuerdo que no me entraba su apellido… ¡Qué desastre! Fernández-Bada Fernández-Cavada…

Cuando me metí en el jardín de los forros del Club Amistad (vaya tela…) fue la primera vez que fui a casa de Luis. Hace mucho tiempo ya…

Nos perdimos la pista una época, en la de cambio de club… mantuve la relación con Maribel hija, pero poco más.

Al entrar en Econieve, volvió el trato con Luis. Esta vez mucho más estrecho.

Es verdad que yo soy difícil, a veces… Él me lo dijo unas cuantas veces.

Yo era un monitor a los que él consultaba, de ese grupo cercano… Al empezar con la página web, la relación se estrecha mucho más. Los vídeos… Él siempre estaba dispuesto a lo que fuera para que todo estuviera bien. Tenía que vigilar mis palabras, porque si insinuaba que “tal cosa” nos vendría bien, enseguida quería comprarla…

Tras el viaje a Écija hace dos años, uno de esos marrones que te pedía Luis… para hacer un homenaje a un amigo y vecino suyo que se iba de Madrid, sé que hubo un punto de inflexión y que todavía nos acercamos más.

Tantas horas juntos, en el coche de ida y de vuelta, allí trabajando… Preparando el homenaje aquí… Llevándolo a cabo… Pero en especial el viaje.

Sé que ahí nos vimos diferentes. En uno de los cursos de coaching que hemos hecho me lo dijo. Me habló de sus problemas, de sus cosas, de sus miedos…

Estos últimos años siguieron en la línea… Él con sus cosas, oye que tengo una fiesta este verano y quiero un vídeo… Ya me decían que si cuando sonaba mi teléfono y era una llamada suya, me echaba a temblar… Pero no era así. Quizá alguna vez hemos bromeado, sí… Quizá alguna vez nos hemos reído…

Pero como me dijeron ayer que decía Luis, “Nacho nunca me dice que no…” y es verdad.

En fin, la vida sigue, sigue sin él… Veremos cómo, veremos qué pasa… nunca sabes qué te va a traer el día que empieza, así que es tontería especular.

Habrá que vivirla con lo que venga… esperemos que sean cosas más buenas, desde luego.

Lo que sí está claro, es que echaré de menos esas llamadas, esas ideas que tenía de pronto… esa fuerza y esa energía…

¡Qué mierda! ¡Le quería mucho…!

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