París día 4. Más vueltas que una peonza
El plan para el jueves era ver muchas cosas. Era un plan bastante ambicioso.
Empezamos pronto, como siempre. Salimos del hotel en dirección contraria al Louvre, hacia la Rue du Quatre Septembre. Allí está La Bolsa.
Como ya llevábamos una buena carga de caminatas encima, y la idea era recorrer distintas zonas de París, nos montamos en un autobús hasta el Centro George Pompidou.
Diseñado por los entonces jóvenes arquitectos Renzo Piano y Richard Rogers. Fue inaugurado el 31 de enero de 1977.
La plaza se ve muy vacía porque ese día no estaba abierto el museo.
En la plaza que conecta el Centro Pompidou con St-Merri hay un laguito con curiosos elementos decorativos…
Continuamos nuestro camino, a pie en esta ocasión, hasta el Hotel de Ville, el Ayuntamiento.
Había unos manifestantes en la plaza, pero no nos enteramos bien quiénes eran ni qué querían…
De ahí, metro hasta la Plaza de la Bastilla.
La Plaza de la Bastilla es una plaza bastante normal… Nada queda de la fortaleza tan asociada a la Revolución Francesa. La columna que está en el centro es la única referencia.
La Columna de Juillet construida entre 1831 y 1840 recuerda a los parisienses muertos en las jornadas de 1830. Sus nombres están grabados en el fusto de la columna. En la cúspide, a 52 metros de altura, se levanta el Genio de la Libertad.
Caminamos hacia el barrio de Saint-Germain-des-Prés. Ambiente muy tranquilo y acogedor.
Encontramos varias tiendas curiosas, un mercadillo… Y decidimos hacer un descanso en un café.
Bueno, un café… ¡y un crep!
Con energías renovadas, dejamos el café y el mercadillo…
Y vamos hacia el Panteón.
Al lado del Panteón está la Iglesia de St-Étienne-Du-Mont.
Una iglesia muy singular, tanto por su fachada como su interior.
El Panteón estaba siendo decorado con un montón de flores y plantas. Al día siguiente se iba a celebrar un día contra el cáncer de mama y se venderían las plantas para recaudar fondos.
El Panteón de París (en francés Le Panthéon) está en el llamado Barrio Latino, muy cerca de la Sorbona.
El pórtico de columnas sobre el que descansa un frontón clásico está inspirado en el Panteón de Agripa, en Roma, mientras que la cúpula se inspira en la de la catedral de San Pablo en Londres, siendo ambas herencia del Tempietto de San Pedro in Montorio de Bramante en Roma.
La proximidad de la Sorbona se nota en el ambiente de las calles y en los edificios de las facultades que aparecen al paso.
Volvemos hacia la Isla de la Cité cruzando el barrio latino, que debe su nombre a que durante la Edad Media los estudiantes hablaban el Latín como lengua académica, este era el distintivo del barrio parisino donde la población era eminentemente estudiantil.
Dejamos la Fuente de Saint-Michel y vamos hacia el Sena donde descubrimos las torres de Notre-Dame.
La Catedral de Nôtre-Dame de París (Cathédrale Nôtre-Dame) es una de las catedrales francesas más antiguas de estilo gótico, se empezó a construir en el 1136 y se terminó en 1345. Dedicada a María, Madre de Jesucristo (de ahí el nombre Nôtre-Dame, Nuestra Señora), se sitúa en la pequeña Isla de la Cité en París, Francia, la cual está rodeada de las aguas del río Sena.
Tras una larga espera, amenizada por un hombre con una máscara que asustaba a los turistas que pasaban por el lateral de Notre-Dame, subimos las gastadas escaleras…
Víctor Hugo escribió, en 1831, el romance Nuestra Señora de París. Situando los acontecimientos en la catedral durante la Edad Media, la historia trata de Quasimodo, que se enamora de una gitana de nombre Esmeralda.
Al llegar arriba, la vista alcanza la plaza de la catedral, el Sena y la Torre Eiffel…
También se pueden ver de cerca un buen número de Quimeras y de Gárgolas…
En la mitología griega, Quimera (en griego antiguo Χίμαιρα Khimaira; latín Chimæra) hija de Tifón y de Equidna, que vagaba por las regiones de Asia Menor aterrorizando a las poblaciones y engullendo rebaños y animales.
Vamos a jugar un poco con la cámara…
La galería de las Quimeras es un lugar que no esperas…
Me gustan y me resultan divertidas…
Aunque reconozco que, en su momento, igual no hacían tanta gracia…
Las Quimeras son seres fabulosos que podían tomar la forma de animales, seres humanos o una mezcla de ambos; pero siempre representados de manera más o menos monstruosa.
La Gárgola es la parte sobresaliente de un caño que sirve para evacuar el agua de lluvia de los tejados. En la arquitectura medieval, especialmente en la gótica, son muy usadas en iglesias y catedrales y suelen estar adornadas mediante figuras intencionadamente grotescas que representan hombres, animales, monstruos o demonios. Probablemente, tenían la función simbólica de proteger el templo y asustar a los pecadores.
Tampoco nos queríamos entretener mucho porque ya se había hecho tarde… David, Carmen, Segio y Esther estaban comiendo en algún restaurante cercano. Nosotros comeríamos algunos creps sobre la marcha.
Pero el efecto hipnotizador de las Quimeras es difícil de eludir…
Una de las campanas de Notre-Dame:
¿Qué me decís de ésta? ¡Se está comiendo algo o alguien?
Dejemos a estos seres monstruosos con sus cosas aquí arriba…
Porque… No nos habrá quedado algo de ellos, ¿no?
Empieza a llover un poco… Un turista japonés nos hace esta foto:
Tras comer unos creps, de jamón y queso y de Nutella, nos encontramos con nuestros amigos en el restaurante donde ellos estaban comiendo. Vamos a St-Michel y en metro hasta el funicular de Montmartre.
La Basílica del Sacré-Cœur es el célebre edificio blanco situado en lo alto de la colina Montmartre.
París, al tener tantas alturas, se consiguen vistas de la ciudad desde muchos ángulos…
Dentro de la basílica no se pueden hacer fotografías…
Hay unos buenos tramos de escaleras para comunicar la basílica con el resto de la civilización…
Momento para las fotos:
Seguimos con las escaleras hacia el barrio de Montmartre…
Durante el descenso, pasamos por delante del café en el que se rodó la película Amélie.
Seguimos bajando y llegamos al mítico Moulin Rouge:
Ya se hace de noche… es tarde y estamos cansados…
Compramos algo para cenar y hasta mañana…