Comenzando un mes de muchos conciertos
Ayer estuve en el concierto de Muse en Madrid. Fue algo no programado. El miércoles por la tarde me llamó mi amigo Luis Caldevilla y me regaló sus entradas para el concierto.
Con lo difícil que es ver a Muse y, ya que no había podido verlos nunca, las acepté con mucho agrado.
Llegamos pronto, aunque teníamos las entradas numeradas, por si había mucho lío en la entrada. Pero no, todo bien.
El concierto comenzó con algo más de veinte minutos de retraso y duró lo esperado, una hora y cincuenta.
Óscar y yo estuvimos retransmitiendo con la aplicación Periscope, un poco en homenaje a Luis, nuestro amigo visionario del tema de internet y las comunicaciones, y fue muy divertido. Por supuesto antes del concierto. En cuanto empezó, aunque aguantamos un poco la conexión a petición de los espectadores, cortamos enseguida para disfrutar del concierto.
No escatimaron nada en efectos visuales ni en sonido. Proyecciones en telas en distintas partes del escenario y muy trabajadas. Como ese efecto marionetas de la foto.
Tanto el juego de luces de todos los robotizados como del suelo en el escenario central fue una pasada. Desde luego el que lo haya diseñado es un capo.
Algo menos de dos horas, con muchas canciones conocidas, con muchos momentos instrumentales y transiciones, con proyecciones… y sobre todo con muchísima caña.
Estuvo muy bien. Próxima parada: Bruce Springsteen en Barcelona.