El día 26 de julio aprovechamos a dar una vuelta por Milán… y turistear un poco.
Navigli, el barrio de los canales, es un sitio cool y de moda… seguro que de noche tiene mucho ambiente… aunque moderno no es, ya que los canales son del siglo XII… y según leí, Leonardo da Vinci los perfeccionó en el siglo XV.
El Naviglio Pavese tiene una fuerte corriente hacia afuera de la ciudad… y el Naviglio Grande tiene la corriente hacia la ciudad… muy curioso.
Es muy recomendable visitar el barrio de Navigli al anochecer… seguro que tiene mucho más ambiente… Por la mañana hay alguna cafetería abierta, tiendas de libros antiguos… cuadros y artesanía…
Se dice que Mián es la capital de la moda… y debe serlo porque además de muchas tiendas de ropa “buena”… en cada esquina ves gente “guapa” y mucho cuidado por el estilo y el estar fashion.
En la zona centro, dentro del primer anillo, puedes pasear y encontrar basílicas, restos de un anfiteatro romano, parques… vale la pena caminar sin rumbo fijo.
Durante el paseo, y ya habían pasado unas cuantas horas, todavía se veían restos de la tormenta…
No es un tes muy fiable, pero si me preguntan a mí, diría que un Land Rover Discovery aguanta más los troncos que un Mitsubishi Outlander.
Aquí os dejo un ejercicio de observación: ¿qué ha cambiado entre la foto tomada el lunes (izquierda) y la tomada el miércoles (derecha)?
Efectivamente… el árbol de la derecha de la torre se ha partido…
Los trabajos continuaban… y les quedarían varios días todavía hasta podar y llevarse todos los árboles partidos y ramas rotas…
Igual que dicen que todos los caminos llevan a Roma, en Milán casi todo acaba también en la plaza de Il Duomo.
Esa noche, ya en solitario y alojado en otro hotel, busqué una Ostería donde tomar la famosa Cotoletta… y ver si tiene algo que ver con las “milanesas” que conozco de la cocina argentina y uruguaya…
Aunque alguien podría decir que esto es un menú infantil, por aquello de que no deja de ser un filete empanado… ¡está muy rico! No es exactamente igual que las milanesas argentinas o uruguayas, pero tiene su punto. Sabroso y abundante… Muy bien.
Ya os conté en el post anterior cómo fue mi llegada y mi primer día en Milán.
Esa noche oí cómo llovía… cómo diluviaba… no me levanté, pero a la mañana siguiente, unos amigos me mandaron un vídeo de lo que había pasado por la noche:
La noche del 24 al 25 de julio fue tremenda… pero a la mañana siguiente, como si nada:
Como ese día era el concierto y las previsiones daban lluvia, nos lo tomamos con calma… ya nos habíamos mojado bastante en el segundo de Barcelona…
Tras desayunar salimos a la calle y dirección a la estación de Puerta Garibaldi y, en seguida, empezamos a ver los estragos de la tormenta de la noche…
Calles inundadas, hojas por el suelo, ramas…
Pero también ramas grandes o troncos de árboles caídos… sobre la vía del tranvía… o sobre algún coche…
La destrucción había sido enorme… no hablo de arbolitos pequeños, no. Árboles grandes partidos, ramas enormes arrancadas… menos mal que fue por la noche, sino habría dado miedo ver partirse esa cantidad de árboles en la calle…
Por supuesto, en el parque habíamos estado la tarde anterior, la destrucción también fue importante. No lo pude comprobar porque el resto de días que pasé en Milán, el parque estuvo cerrado.
La duda es cómo estaría el parque de Monza donde iba a ser el concierto… pero bueno, lo veríamos pronto.
Al llegar a Monza en tren desde Milán, acudimos al parking desde donde salían unos autobuses lanzadera para el concierto… que de momento no habían empezado a salir por tema de la tormenta… así que para estar esperando al sol, nos propusimos caminar hasta el lugar del concierto atravesando Monza.
Todo un acierto que nos permitió ver alguna de las cosas que tiene esta pequeña ciudad…
Un paseo agradable, un espresso por el camino… y recorrer el que dicen que es el parque amurallado más grande de Europa y el cuarto cerrado. Dentro hay centro hípicos, algún restaurante y el circuito de carreras de Monza… el famoso Autodromo Nazionale conocido por las carreras de Fórmula 1.
Estaba muy bien montado, con un montón de posibilidades de comer con food-trucks, casetas para comprar tokens con los que consumir… aunque faltaban sombras…
A pesar de que íbamos con calma… hubo que hacer cola y esperar bastante. ¡Qué dura la vida del fan! Se abrió con retraso y se iba acumulando bastante público… al fin y al cabo iba a haber unos 70.000 espectadores.
Cuando por fin pudimos entrar, ya más tranquilos hacia la zona del concierto… que tocaba caminar un buen trecho más…
Aunque estaba todo muy recogido y arreglado, desde la zona de control de entradas al lugar del concierto, pudimos ver que allí también había llegado la tormenta…
La explanada del concierto era realmente enorme… el pit C, el trasero, tenía sus propias tres pantallas y torres de sonido dedicadas para esa zona… ¡nunca había visto un sitio tan grande!
Afortunadamente, a pesar de los retrasos acumulados, los primeros teloneros empezaron en hora: The Teskey Brothers.
La segunda telonera fue Tash Sultana, una multinstrumentista australiana que iba creando unas composiciones en directo a base de ir grabando secuencias…
Me gustaron más The Teskey Brothers porque la música era más “Bruce”… pero el espectáculo de Tash Sultana estaba muy bien… y muy curioso de ver.
Por fin… con un poco de retraso, no como en Barcelona o París, hizo aparición la E Street Band… ¡y Bruce!
Último concierto de la gira europea… vacaciones… muchas ganas de disfrutar de un concierto… ¡y lo hice! Igual el set list no fue el mejor… igual fue una repetición de los anteriores que había visto… incluso no tocó Thunder Road…
¡Pero dio igual! Lo disfruté muchísimo… Con Bàrbara habíamos vivido el final de la gira del 2013… diez años después: repetíamos. Siempre son momentos muy emotivos, muy intensos… y es que Bruce tiene eso…
Cuando acabas, te quedas desfondado, agotado, pero contento por haber vivido algo único… (aunque él lo repita noche tras noche).
Al terminar, desvirtualicé a Mery y nos volvimos con ellos a Milán… ¡un día intenso y una aventura!
Una vez más, mi destino vacacional lo marca Bruce Springsteen & The E Street Band. Este año, el último concierto de la gira europea era en Monza, el 25 de julio, y compré entradas hace casi un año…
Nunca había estado en un concierto de Bruce en Italia y tenía muchas ganas de conocer el ambiente y ver a todos esos fans locos, que dicen que son los italianos…
Así, el 24-J, después de la noche electoral, me tocó madrugar para estar prontito en el aeropuerto, habiendo dejado antes el coche en Barajas pueblo… y embarcar en el vuelo de Air Europa destino Milán Malpensa.
Mi primer vuelo postpandemia… la verdad es que intento racionalizar el uso del avión, por diversos motivos… como el que se ha vuelto un medio de transporte incómodo, con tantos controles de seguridad, con tanta antelación que tienes que ir, con las colas, las esperas… y sobre todo, por lo poco sostenibles que son medioambientalmente hablando. El año pasado utilicé los ferries de Balearia para ir a Mallorca, que se han puesto las pilas y son bastante “verdes”. Pero Milán, con tan pocos días, me hizo volver a volar.
Este verano de olas de calor en Madrid te hace pensar que en todos lados están igual… pero no…
Lluvia en Milán al aterrizar… No en todos los sitios hace el mismo calor, por lo visto. Aunque en realidad, calor hace… lo que hay son tormentas. ¡Y qué tormentas, como ya veremos!
Me gusta que los aeropuertos no sean totalmente impersonales, con las mismas tiendas en todos los lugares… me gusta que haya algo que los hagan “distinguibles” del resto… en Milán había una exposición tirando de su cultura… ¡Me gustó! Una sorpresa que encuentras camino del tren, el Malpensa Express.
El aeropuerto está bastante lejos de Milán. De hecho, el viaje en el Malpensa Express a la estación central ronda la hora… da tiempo a leer, mirar el paisaje… o dar una cabezadita.
Lo bueno es que en el andén me encontré un paraguas abandonado por algún viajero que volvía al aeropuerto y no lo podía facturar… ¡y me lo quedé!
¡Fue mano de santo! En cuanto tuve paraguas dejó de llover…
Como mi hotel estaba cerca de Puerta Venecia, me quedaba más o menos igual bajarme en Puerta Garibaldi o en Milano Central… Si tienes prisa, te bajas en Puerta Garibaldi y te ahorras el trayecto a Milano Central… pero como iba con tiempo y me apetecía caminar, fui hasta Milano Central… que por cierto, bien merece una visita. ¡Es un edificio impresionante!
Cuando sales de la estación Milano Centrale te encuentras todavía lejos del centro, rodeado de edificios altos… y en un entorno imponente. La estación es una pasada, la verdad… frente a una esplanada muy grande…
Quieras que no, había madrugado, había volado, había ido en tren una horita… ya iba siendo hora de probar el auténtico café italiano… y si eso, comer algo… En una de las calles por las que pasé camino del hotel, encontré un pequeño café, nada del otro mundo… pero entré y pedí un espresso y, entre las cosas que había para comer, me pillé un cruasán relleno de mermelada… (se ve que allí los cruasans los rellenan de distintas mermeladas).
Me alojé en el Hotel Fenice, muy cerca de Puerta Venecia… y en la calle de Buenos Aires. Una calle comercial, muy amplia… con varios supermercados muy cerca.
Mientras esperaba la llegada de mi compañera de viaje, Bàrbara, me dio tiempo a recorrer la zona, descansar… y cuando por fin nos encontramos… ¡a comer!
Tras la pizza, nos fuimos a dar un paseo y a hacer algo de turismo…
Camino del centro, atravesamos los Jardines Indro Montanelli… un parque urbano realmente bonito. Ámplio, cómodo… y con unos ejemplares de árboles imponentes.
Milán, como otras muchas ciudades, está dividida en anillos según la ciudad fue creciendo. En el anillo central se encuentra toda la zona antigua y turística… en el segundo anillo sigue siendo turístico pero ya es como cualquier otra ciudad… y luego ya es una ciudad muy industrial y de negocios.
Saliendo del parque entras en el anillo central cruzando la puerta nueva (Archi de Porta Nuova) y continuas por esa avenida, con tiendas elegantes y mucho estilo milanense… hasta el famoso Teatro de La Scala.
En frente del teatro, en la plaza de La Scala, hay una estatua dedicada a Leonardo da Vinci: una figura que vamos a encontrar mucho en Milán.
Con el destino de la plaza del Duomo en mente, seguimos camino y llegamos a la Galería Vittorio Emanuele II…
Una galería espectacular… magnífica. Con tiendas variadas y no baratas… A tope de gente… pero que vale la pena conocer.
Y sí… cuando sales por el otro lado de la galería… a tu izquierda encuentras la magnificiencia ejemplarizada…
Una catedral enorme… majestuosa. Barroca, con cinco naves, con una central de una altura enorme. Exterior recubierto de mármol con una cantidad sin fin de pináculos, chapiteles y adornos varios… ¡Más no puede tener!
Y claro… si los marmolistas, adornistas, arquitectos, escultores… se pusieron a darle rienda suelta a su imaginación… el señor de la puerta no se iba a quedar atrás…
Una de las gracias de visitar una ciudad es perderse un poco, sin rumbo claro… y patear las calles. Llegando a la parada de metro de Cairoli es hora de probar un helado italiano…
Empezando el regreso a la zona del hotel, pasamos por la entrada al Castello Sforzesco… que creo que tiene una zona de parque, jardines y más cosas interesantes que visitar…
De vuelta al jardín de cerca del hotel, hay que buscar el laguito que tiene, que no es fácil de encontrar, pero sí muy bonito de ver…
Como decía que cerca del hotel había bastantes opciones de cena, y como el día ya iba siendo largo, buscamos algo cercano… ¡y no te creas que había tantas posibilidades! Mucha gente en las terrazas porque el día estaba muy agradable…
Encontramos un sitio bajo un toldo en una terraza… muy bien. Hora de descansar, de planificar el día siguiente… ¡Hasta que se puso a llover como si no hubiera mañana! Menos mal que llevaba el paraguas que encontré en el tren…