Vacaciones en Milán: primer día y visita al centro
Una vez más, mi destino vacacional lo marca Bruce Springsteen & The E Street Band. Este año, el último concierto de la gira europea era en Monza, el 25 de julio, y compré entradas hace casi un año…
Nunca había estado en un concierto de Bruce en Italia y tenía muchas ganas de conocer el ambiente y ver a todos esos fans locos, que dicen que son los italianos…
Así, el 24-J, después de la noche electoral, me tocó madrugar para estar prontito en el aeropuerto, habiendo dejado antes el coche en Barajas pueblo… y embarcar en el vuelo de Air Europa destino Milán Malpensa.
Mi primer vuelo postpandemia… la verdad es que intento racionalizar el uso del avión, por diversos motivos… como el que se ha vuelto un medio de transporte incómodo, con tantos controles de seguridad, con tanta antelación que tienes que ir, con las colas, las esperas… y sobre todo, por lo poco sostenibles que son medioambientalmente hablando. El año pasado utilicé los ferries de Balearia para ir a Mallorca, que se han puesto las pilas y son bastante “verdes”. Pero Milán, con tan pocos días, me hizo volver a volar.
Este verano de olas de calor en Madrid te hace pensar que en todos lados están igual… pero no…
Lluvia en Milán al aterrizar… No en todos los sitios hace el mismo calor, por lo visto. Aunque en realidad, calor hace… lo que hay son tormentas. ¡Y qué tormentas, como ya veremos!
Me gusta que los aeropuertos no sean totalmente impersonales, con las mismas tiendas en todos los lugares… me gusta que haya algo que los hagan “distinguibles” del resto… en Milán había una exposición tirando de su cultura… ¡Me gustó! Una sorpresa que encuentras camino del tren, el Malpensa Express.
El aeropuerto está bastante lejos de Milán. De hecho, el viaje en el Malpensa Express a la estación central ronda la hora… da tiempo a leer, mirar el paisaje… o dar una cabezadita.
Lo bueno es que en el andén me encontré un paraguas abandonado por algún viajero que volvía al aeropuerto y no lo podía facturar… ¡y me lo quedé!
¡Fue mano de santo! En cuanto tuve paraguas dejó de llover…
Como mi hotel estaba cerca de Puerta Venecia, me quedaba más o menos igual bajarme en Puerta Garibaldi o en Milano Central… Si tienes prisa, te bajas en Puerta Garibaldi y te ahorras el trayecto a Milano Central… pero como iba con tiempo y me apetecía caminar, fui hasta Milano Central… que por cierto, bien merece una visita. ¡Es un edificio impresionante!
Cuando sales de la estación Milano Centrale te encuentras todavía lejos del centro, rodeado de edificios altos… y en un entorno imponente. La estación es una pasada, la verdad… frente a una esplanada muy grande…
Quieras que no, había madrugado, había volado, había ido en tren una horita… ya iba siendo hora de probar el auténtico café italiano… y si eso, comer algo… En una de las calles por las que pasé camino del hotel, encontré un pequeño café, nada del otro mundo… pero entré y pedí un espresso y, entre las cosas que había para comer, me pillé un cruasán relleno de mermelada… (se ve que allí los cruasans los rellenan de distintas mermeladas).
Me alojé en el Hotel Fenice, muy cerca de Puerta Venecia… y en la calle de Buenos Aires. Una calle comercial, muy amplia… con varios supermercados muy cerca.
Mientras esperaba la llegada de mi compañera de viaje, Bàrbara, me dio tiempo a recorrer la zona, descansar… y cuando por fin nos encontramos… ¡a comer!
Tras la pizza, nos fuimos a dar un paseo y a hacer algo de turismo…
Camino del centro, atravesamos los Jardines Indro Montanelli… un parque urbano realmente bonito. Ámplio, cómodo… y con unos ejemplares de árboles imponentes.
Milán, como otras muchas ciudades, está dividida en anillos según la ciudad fue creciendo. En el anillo central se encuentra toda la zona antigua y turística… en el segundo anillo sigue siendo turístico pero ya es como cualquier otra ciudad… y luego ya es una ciudad muy industrial y de negocios.
Saliendo del parque entras en el anillo central cruzando la puerta nueva (Archi de Porta Nuova) y continuas por esa avenida, con tiendas elegantes y mucho estilo milanense… hasta el famoso Teatro de La Scala.
En frente del teatro, en la plaza de La Scala, hay una estatua dedicada a Leonardo da Vinci: una figura que vamos a encontrar mucho en Milán.
Con el destino de la plaza del Duomo en mente, seguimos camino y llegamos a la Galería Vittorio Emanuele II…
Una galería espectacular… magnífica. Con tiendas variadas y no baratas… A tope de gente… pero que vale la pena conocer.
Y sí… cuando sales por el otro lado de la galería… a tu izquierda encuentras la magnificiencia ejemplarizada…
Una catedral enorme… majestuosa. Barroca, con cinco naves, con una central de una altura enorme. Exterior recubierto de mármol con una cantidad sin fin de pináculos, chapiteles y adornos varios… ¡Más no puede tener!
Y claro… si los marmolistas, adornistas, arquitectos, escultores… se pusieron a darle rienda suelta a su imaginación… el señor de la puerta no se iba a quedar atrás…
Una de las gracias de visitar una ciudad es perderse un poco, sin rumbo claro… y patear las calles. Llegando a la parada de metro de Cairoli es hora de probar un helado italiano…
Empezando el regreso a la zona del hotel, pasamos por la entrada al Castello Sforzesco… que creo que tiene una zona de parque, jardines y más cosas interesantes que visitar…
De vuelta al jardín de cerca del hotel, hay que buscar el laguito que tiene, que no es fácil de encontrar, pero sí muy bonito de ver…
Como decía que cerca del hotel había bastantes opciones de cena, y como el día ya iba siendo largo, buscamos algo cercano… ¡y no te creas que había tantas posibilidades! Mucha gente en las terrazas porque el día estaba muy agradable…
Encontramos un sitio bajo un toldo en una terraza… muy bien. Hora de descansar, de planificar el día siguiente… ¡Hasta que se puso a llover como si no hubiera mañana! Menos mal que llevaba el paraguas que encontré en el tren…
Mañana día del concierto de Bruce… sigue leyendo aquí.