Ayer, en el curso de Técnico Deportivo, llegó el momento de ponerse manos a la obra para arreglar unos esquís.

Cada uno llevamos el material que teníamos en casa -algunos más completos que otros- y unos cuantos esquís viejos…

Rasquetear, limar… Había que dejar la suela y los cantos perfectos.

Y si algún esquí no estaba muy roto, ¡¡podíamos dar rienda suelta a nuestra ira!!

Lo más complicado fue igualar los cantos y la suela… que había una diferencia importante a favor de los cantos…

Al final, unos esquís en un estado lamentable, totalmente oxidados y llenos de tajos, quedaron más que dignos… Lo que no sé es si el dueño se animará a esquiar con ellos…

Una clase muy divertida… vernos a todos manos a la obra.