Tignes en fin de año
Hace unos días que he vuelto de Tignes de pasar el fin de año. La verdad es que me gustó más y me lo pasé mejor el año anterior en Avoriaz, pero claro, sé que lo de Avoriaz fue tener todo de cara y mucha suerte… Y eso no pasa siempre.
El viaje a Tignes empezó el sábado 26 de diciembre. Volábamos por la tarde desde la T4 con Iberia y ya empezaron las diferencias…
Para empezar, Iberia sólo te permite llevar 20 kilos de equipaje facturado, incluyendo los esquís. ¿Qué quiere decir eso? Que en vez de facturar la mayoría e ir cómodamente, tienes que ir con el equipaje de mano cargado como una mula. El año pasado, al ser un charter de Touralp con Spanair, sólo podías facturar dos bultos (esquís y maleta) pero sin límite de peso.
Así que ahí estábamos en Barajas, cargados como mulas, buscando puertas que iban cambiando constantemente…
Y como era de esperar. Volar con Iberia, salir de la T4 = Retraso seguro.
Aterrizamos en Ginebra una hora tarde. Mientras sale el equipaje y demás… Perdimos el último transfer (autobús de línea) que nos llevaba a la estación.
Las opciones eran dormir en Ginebra y coger el primero del día siguiente (pierdes el primer día de esquí, pagas una noche de hotel y te mueves a Ginebra, al hotel y vuelta cargado como una mula…) o te buscas la vida para llegar esa noche.
Como éramos cuatro y parecía que el seguro de viaje que habíamos contratado se iba a hacer cargo del coste de un taxi, lo pillamos. (Actualmente están poniendo pegas y es muy posible que no se hagan cargo de todo el precio. Así que amigos, cuidado con el seguro de Skiplus que tiene mucha letra pequeña…)
Taxi de Ginebra a Tignes Val Claret… Apretados, dudosos, pero allá que fuimos…
La aventura había comenzado…
Gracias al GPS del iPhone íbamos tranquilos y podíamos guiar al taxista… Vimos los “atajos” que pillaba para ahorrarse el peaje… Pero bueno, lo importante es que íbamos y que además, al ser precio cerrado, nos daba igual.
Llegamos bien y encontramos el apartamento perfectamente.
La mañana siguiente amaneció soleada. Esos días que te dan ganas de ponerte los esquís rapidito…
Había que hacer primero unas gestiones de llegada: dar la fianza del apartamento, recoger los forfaits y las llaves, etc… Pero pronto a pistas.
No había mucha nieve, pero más que suficiente para esquiar. En la foto vemos Tignes Le Lac. Esta primera mañana disfrutamos de lo lindo.
Cafetería de pistas, Le Palet, en la zona de Val Claret. Había que beber porque con el viaje del día anterior, el traslado del taxi y demás… no nos habíamos cuidado lo que debíamos.
El viento que se aprecia en las cornisas era un indicio de lo que iba a venir… Aunque en el momento disfrutábamos de las vistas y las grandes posibilidades de la estación.
Al poco se empezó a nublar… Cuando entra una nube y estás esquiando es muy probable que se pierda el relieve… Que no distingas el suelo porque se igualan las sombras. En Francia, además, son muy dados a las “bañeras” (montículos de nieve por la pista)… y cuando no ves el relieve pasar por bañeras es muy “divertido”…
Aun así, llegamos a la parte más alejada de Tignes (Tignes Les Brevieres), bajando la pista Sache a la derecha del mapa, e iniciamos la vuelta.
En la foto vemos la presa y la zona de Tignes Les Boisses.
Ya se había puesto a nevar fuerte… y tocaba volver a casa. Sin relieve, ventisca… un cuadro.
Lo mejor de ir a una estación de esquí, en estas épocas del año, es ver la decoración navideña y el ambiente…
Me encanta Benasque en Navidad, por ejemplo… Val Claret estaba bien, lo que pasa es que es muy pequeñito… Básicamente se reduce a una calle.
Un buen desayuno es fundamental… Especialmente si te levantas y el tiempo no acompaña… ¡Hay que coger fuerzas y ánimo!
Y si nieva todo el rato, no hay que descuidar tomar algo calentito a media mañana… si puede ser cómodamente mejor.
En la próxima foto vemos Val Claret, donde teníamos el apartamento… Se intuye la calle principal y luego los apartamentos alrededor. No es lo más bonito que hay en los Alpes.
Hay zonas en Val d’Isère que son más típicas… como estas casas que están totalmente a pie de pista…
Ha llegado el momento de hablar de los vecinos… Todos pensamos que los ingleses borrachos son lo peor que puede haber, porque gritan, cantan, dan saltos, golpes, etc… ¡Pues os digo que los franceses no le tienen nada que envidiar!
Nos tocaron unos franceses hooligans de vecinos… Cantaban canciones tipo fútbol, la Marsellesa… gritos, golpes a los muebles… Un espectáculo.
Hubo un día que, entre que no habíamos dormido mucho y que el tiempo seguía “de aquella manera”, aprovechamos para dar un paseo hasta Tignes Le Lac…
Al principio nevaba poco… luego más y luego más…
Vimos paisajes bonitos… unos perros de esos que tiran trineos… pasando frío de la muerte… Gente que hacía buceo bajo el hielo del lago… Muy apetecible…
Y a la vuelta cayó la última Tartiflette del año… en Val Claret, en un sitio que se llama Brasserie du Petit Savoyard. Que tienen Wifi gratis y abierta… 😉
Si hablamos de gastronomía de la zona, ya conocéis la última Tartiflette del 2009… Y os presento el primer crep de Nutella del 2010:
Y para terminar con el bloque gastronómico, la última noche nos metimos unas fondues de carne y queso… importantes…
Hubo otro día que amaneció un poco soleado… y había que aprovechar también a darle caña…
De camino a Val d’Isère fuimos testigos de excepción de una lucha entre el sol y las nubes para ver quién se imponía en ese día…
Después de tantos días sin ver más allá de unos pocos metros delante de tus narices, era increíble ver cómo se habían quedado todas las montañas de la nevada… con esas curvas suavizadas…
A ratos se cerraban más las nubes y entonces veías extraños paisajes… cuando el sol sólo tenía un pequeño pico en la lejanía…
Un día de paisajes increíbles, desde luego…
Conseguimos llegar a la parte más alejada de Val d’Isère… Al glaciar donde se esquía en verano… y ya casi había que empezar a volver…
En el camino de vuelta se aprovecha para ver otros paisajes, otras zonas… Las cotas bajas de Val d’Isère, por ejemplo…
¿Y la Nochevieja?
Pues nos temíamos lo peor de nuestros vecinos… Pero la verdad es que casi fue de las mejores noches. Resulta que habían montado una especie de discoteca en el parking de Val Claret y allá que fue la mayoría de la gente…
Nosotros dimos un paseo… La verdad es que la nieve que no había parado de caer en todos esos días había dejado un panorama muy bonito… Esos techos cargados de nieve… La luna casi llena…
A las doce de la noche hubo fuegos artificiales en la estación… y nosotros tomamos nuestras uvas enlatadas al ritmo que marcaba el canal internacional de TVE…
Una cosa que siempre nos llama mucho la atención cuando vamos a los Alpes, son los remontes mecánicos que tienen allí… Dejadme que os presente algunos:
El Funival.
Sale de Val d’Isère La Daille (1.797 metros de altitud) y llega a Rocher de Bellevarde (2.689 metros de altitud).
La longitud del recorrido son 2.300 metros, de los cuales 1.720 son en el túnel (según la wikipedia).
Tiene una pendiente máxima del 53%… y se nota cuando vas montado.
Tiene dos trenes en la misma vía y se cruzan a mitad de recorrido.
Telesilla Leissieres Express
Se usa tanto de ida como de vuelta de la zona del glaciar de Val d’Isère.
Cruza la cornisa de un lado a otro para pasarte al otro valle. La pendiente es tal que el cruce da un poco de vértigo…
Es muy raro ver el cable por debajo de los esquís en un telesilla… para que os hagáis a la idea de la pendiente que tiene.
Telecabinas
En toda la estación hay múltiples tipos y tamaños de telecabinas. Aquí os muestro la de Solaise, como ejemplo, pero hay muchas más.
Las cuerdas
En Val d’Isère también hay una zona medio llana con unas cuantas tele-cuerdas…
Lo curioso de ésta es que se usa en ambas direcciones… No soy muy fan de estos remontes que al final acabas “eslomao” de agarrarte con la mano…
Funiculaire Grande Motte
Por último, uno de los más espectaculares… El funicular Perce-Neige (Grande Motte).
Sale de Val Claret (2.100) y te deja en la base del teleférico Grande Motte (3.032) que te lleva al glaciar de Tignes.
Es un funicular subterráneo, que va por dentro de la montaña. Parece un metro…
Son dos trenes, uno de subida y otro de bajada, que recorren 3.484 metros de túnel, cruzándose en el medio a una velocidad de 12 metros por segundo (según wikipedia)
Cada tren tiene dos vagones y es arrastrado por un cable de 52 milímetros y tres motores que suman 2.900 kW. Puede subir, cargado, 58,8 toneladas.
La pendiente máxima es 30% y la mínima del 18%.
El último día (y el primero del año) estuvimos esquiando un poco por el glaciar de Tignes y por la zona de Le Lac… Nevaba, como era ya normal…
Curiosas las señales del glaciar. Muy muy peligroso salirse de la pista. ¡Es un glaciar con todas sus grietas!
La última noche seguía nevando…
La cuestión era si el autobús sería capaz de llegar a la estación y bajar el puerto para llevarnos de vuelta a Ginebra…
Y sí… sin ningún tipo de problema. La salida estaba muy nevada, pero perfecto.
Viaje largo, eso sí… Al ser un autobús de línea iba parando bastante, pero bueno…
Llegamos a Ginebra, nuevamente problemas por el exceso de equipaje… ¡A cargarse como una mula!
Y el resto ya es historia…
¡Ah! Bueno, no… Se perdió una maleta… y tres días después llegó…