Ya llegó el sábado, ya no teníamos compromisos laborales… así que llegó la hora de las visitas turísticas. Para tal menester, contratamos el servicio de WeloveLA.
El servicio consiste en unos tours privados, con un guía y un coche que te recogen en el hotel y hacéis un recorrido de unas ocho horas. Puedes pedir ir a algún sitio concreto… o dejarte llevar.
Comenté a la hora de contratar el tour que estaba interesado en ir a Venice Beach. Y esa fue la primera parada.

Es un lugar especial. Una playa californiana, con sus muchos metros de arena, sus palmeras…

Aunque lo mejor es mirar los personajes, la fauna humana… patinadores, runners… músicos…

Perfil hippie, alternativo… ¡hasta un piano portátil!

Otra constante en nuestro imaginario de cómo es una playa de California, es con gente haciendo deporte… principalmente jugando al baloncesto. Pero también había una especie de pádel sin paredes… ¡y un gimnasio!

Nos gustó mucho Venice Beach… y su espíritu.

Siguiente parada… ¡Santa Mónica!

Cuando estuve preguntando a la gente sobre a dónde tenía que ir, siempre me decían que a las playas. Pero cuando les preguntaba sobre qué era mejor, si ir a Venice o a Santa Mónica, todos me decían que eran muy diferentes, que ya lo vería…
Y efectivamente. Santa Mónica es también una playa inmensa, con su famoso Pier… que hemos visto en películas y series hasta hartarnos…

Pero el ambiente es muy distinto… aquí el rollo bohemio de Venice ya no se encuentra… Ya son avenidas, tiendas normales, gente normal…

Fuimos al Pier, claro…

Nada más entrar hay un restaurante de Bubba Gump. ¡Los de la película de Forrest Gump!
En el muelle, además del parque de atracciones y muchos restuarantes… también está el final de la Ruta 66.

Después de un tiempo visitando y recorriendo, nos fuimos a la siguiente parada… Por cierto, no he hablado de los cochazos inmensos que hay en Los Ángeles. Allí no se ve un coche pequeño. Un Golf, por ejemplo, es una excepción y parece un C3 de aquí…
En esta excursión llevábamos un Honda Odyssey, que era pedazo de tanque… Equipado con todo.

Bueno, siguiente parada: el cartel de Hollywood.

Allí no hay mucho que ver, la verdad, más que el propio cartel… y hacerte las típicas fotos.

Después de la presentación del día anterior… y estando en el cartel de Hollywood, con todo Los Ángeles a tus pies, la verdad es que no puedes sentirte menos que el “Rey de Hollywood”… O bueno, La Ruleta… 😉

Desde el cartel o desde Mulholland Drive hay unas vistas increíbles de la ciudad… ahí te puedes dar cuenta de lo inmensa que es… y de por qué tardas tanto en ir de un sitio a otro…

Siguiente parada Hollywood Boulevard, con sus estrellas en el suelo… el teatro chino y el Dolby Theatre, donde se entregan los Oscars.

Siguiente parada, Farmers Market.

Un mercado donde venden fruta, carnes… y también donde puedes comer. Muy bueno para eso, precisamente, comer.

También por ahí, The Grove, un centro comercial a lo largo de una calle peatonal que parecía sacada de una película de Disney… o de ciencia ficción. La típica calle ideal, pero que tiene todas las tiendas que están en todos lados…

No podían faltar las limusinas… Comparado con el nivel de cochazos de lujo, tampoco son tantas. Eso sí, llamativas.

Pasamos por La Brea Park, un lugar que todos los que hemos visto la película Volcano conocemos. Allí también está el Lacma.

De ahí nos fuimos hacia Beverly Hills… pasando por el famoso hotel Wilshire. Famoso, por la película Pretty Woman.

La súper milla de oro de Rodeo Drive… y las casas que se van haciendo más grandes y más llamativas según te adentras en Beverly Hills.

Aunque para mí, la más guapa es la casa de la bruja:

Y después de ir a ver las casas de algunos muy famosos, o mejor dicho, los setos que cubrían los muros… dimos por terminado el tour.

Muy satisfechos. No paramos en todas las ocho horas y algo… Bueno, paramos el tiempo para ver las cosas, pero no perdimos ni un minuto.
Vimos todo lo que pudimos… ¡más imposible!
Muy recomendable. Al día siguiente volvíamos a España, ¡aunque todavía teníamos la mañana!