Dejando al lado las posibles corruptelas, tejemanejes varios en la elección de la sede, en las obras, etc. y yendo al deporte en sí: ¡Me encantan los Juegos Olímpicos!
Desde el momento de la Ceremonia de Inauguración hasta la de Clausura.
¿Por qué?
No es fácil explicar. Tengo ligeros recuerdos de la Olimpiada de Los Ángeles, de la semifinal de baloncesto. Del duelo Carl Lewis – Ben Johnson en los Juegos de Seul… Pero creo que, cuando realmente me hice fan, fue en Barcelona 92.
Vivir una Olimpiada es algo único. Sentir ese espíritu deportivo, ir por la calle con gentes venidas de todos los lugares del mundo… No hay nada igual.
Aparte del vivirlo, está el verlo… Como ahora, en casa, en el sofá… ¡Es algo adictivo!
Como evento deportivo es lo más: 39 disciplinas en poco más de dos semanas. ¡Los mejores deportistas de cada modalidad se dan cita en la misma ciudad! Y todos llegan con una grandísima ilusión. Da igual si tienes opciones de conseguir el oro: ¡estás allí!. Representando a tu país, a todos los que practican ese deporte -seguramente minoritario- y te vas a medir con los mejores. ¿No es alucinante?
Los Juegos Olímpicos, para mí, es sinónimo de hermanamiento de países y culturas. Es sinónimo de juego limpio, de verdadero espíritu deportivo (como dice el Juramento Olímpico). O así debería ser…
Durante dos semanas, son protagonistas deportes que nunca tienen minutos en ninguna televisión, que no salen en prensa… ¡Ni en la “deportiva”! Nosotros hablamos y vemos competiciones que no entendemos, pero que realmente nos gusta ver. Por ellos, por los atletas…
Yo estos días he visto Badminton, Tiro, Tiro con arco, Rugby a 7, Voley playa, remo, piragüismo en slalom… aparte del balonmano, waterpolo… Tanto masculino como femenino… Y eso es muy bueno. Conocemos deportes nuevos. Quizá haya gente que se aficione a alguno. Quizá lo empiecen a practicar. Quizá alguien quiera ser como ellos. Quizá lo logre… Ese es el espíritu olímpico. Como el niño que se hizo al foto en 2008, con Michael Phelps, y ahora le ganó el oro.
Estos juegos recordaremos a muchos deportistas… Mireia Belmonte, Rafa Nadal, Maialen Chourraut, Simone Biles… Parece que son los últimos juegos de Pau Gasol, Michael Phelps, Usain Bolt… Leyendas. Otros muchos atletas, grandísimos, no recordaremos su nombre, quizá tampoco su país… ¡pero les hemos visto… y ha estado fenomenal!
¡Qué sigan los Juegos! ¡Qué siga la competición! ¡Qué todo vaya bien! ¡Qué podamos ver más récords, buenos partidos, puntos inolvidables, figuras elegantes… Más rápido, más alto, más fuerte!
El Valle del Loira, o la ruta de los castillos de Loira, es un lugar increíble. Hay una altísima concentración de castillos, chateaux, principalmente de la época del Renacimiento francés. En aquella época, el Rey de Francia trasladó su residencia al Valle y su corte de movió con él… y claro, aquella gente tenía que tener unos castillos -o palacetes- acordes.
De esta manera, la mayoría de los castillos que se ven en la ruta del Loira no son “castillos” defensivos… más bien son palacios, residencias, de los nobles de la época… y sucesores.
Ver todos los castillos es una pasada, impensable.
Para nuestra visita tomamos Amboise como centro de operaciones.
El centro de Amboise, alrededor del Chateau, mantiene su esencia medieval. Aunque el protagonista es el mismo Loira.
Amboise está en el centro de la ruta del Loira. A unos veinte kilómetros de Tours, pero mucho más tranquilo. Los restaurantes cierran pronto, no hay mucha vida a partir de las nueve… ¡Pues eso! ¡Muy bien!
Además, tiene el Castillo de Amboise, que éste sí fue residencia del Rey.
En una capilla que está en el castillo, dedicada a San Huberto, está la tumba de Leonardo Da Vinci, que pasó unos años en Amboise.
La visita es muy interesante y, con la audioguía, te van contando anécdotas y, un poco, el quién es quién en todos los personajes que se irán repitiendo en la ruta de los castillos del Loira.
Este castillo, que domina la orilla del Loira, sí fue defensivo en tiempos medievales. Destruido varias veces por los Normandos, esa posición dominante en el río ha sido clave en toda la historia.
Además de la visita a las dependencias del castillo, se puede disfrutar también de los jardines…
En Amboise también se puede visitar el Castillo de Clos-Lucé, la residencia de Leonardo Da Vinci, mientras estuvo viviendo allí. Hay unos jardines con algunos de sus inventos y puede estar bien.
El siguiente castillo imprescindible es el Castillo de Chenonceau…
Este castillo, también conocido como el Castillo de las Damas, tiene mucha historia y extensión para visitar.
Está a la orilla del río Cher y durante la visita puedes escuchar cómo fue pasando de manos de unas mujeres a otras, principalmente. Diana de Poitiers, Catalina de Médicis, Luisa de Lorena-Vaudémont, Louise Dupin…
Este castillo está muy bien decorado… o conservado. Las habitaciones y las estancias tienen muchos muebles y utensilos que te hacen imaginar, un poco, cómo fue la vida de esos nobles en aquella época.
Una de las cosas más llamativas de este castillo es la galería… que cruza sobre el río Cher.
En principio se construyó para que Diana de Poitiers fuera a cazar al otro lado del río… aunque luego se fue edificando y ahora es la principal seña de identidad del Castillo de Chenonceau.
Los jardines son también para recorrerlos… Uno de Diana de Poitiers y otro de Catalina de Medicis…
De Catalina de Medicis, también, es el laberinto…
Aparte de estos castillos, está la ciudad de Blois, que tiene también un Chateau que fue residencia Real.
Un par de iglesias y unas preciosas vistas sobre el Loira:
La ciudad de Tours, posible alternativa como centro desde donde ir a visitar los castillos…
El otro castillo que no puede faltar es el de Chambord.
Muy relacionado con los personajes que ya conocemos de los castillos anteriores… Francisco I, Leonardo Da Vinci…
Se puede apreciar el símbolo de la Salamandra de Francisco I en muchas estancias y detalles del edificio…
Y aunque este castillo está mucho menos decorado, vale la pena por ver la construcción, la planta… al estilo de la arquitectura italiana, con cuatro salas en forma de cruz al lado de la escalera. Todos los pisos son iguales, simétricos.
La escalera, aunque no hay pruebas de ello, podría ser idea de Leonardo Da Vinci… ya que es una escalera de doble espiral, que permite que una persona suba y otra baje sin cruzarse, pero viéndose.
Es un diseño fantástico y muy divertido.
En Chambord, además, puedes realizar muchas actividades extra… como recorrer los bosques con guías, en coche… o ver un espectáculo ecuestre, que está muy bien porque recrean momentos de la historia del castillo y de sus personajes.
Como estos, muchos más… aunque pienso que estos no te los puedes perder si decides ir al Valle de Loira.
Salimos por la mañana de Omaha Beach para la siguiente etapa de nuestro viaje: El Mont Saint Michel.
Importante si viajais en coche: si tenéis el hotel en la zona del Mont Saint Michel, aunque no esté en la misma isla, necesitaréis un código de acceso a unas barreras. El código cambia cada día y cuesta cuatro euros el acceso. De otra manera, tendréis que aparcar en los parkings disuasorios y montar en los buses lanzadera.
Cuando vas llegando y, por primera vez ves el Mont Saint Michel es algo similar a ver la Torre Eiffel. Surgiendo de la nada y coronada por la Abadía, con su perfil inconfundible.
Dentro de la zona del Mont Saint Michel te puedes mover, para ir a la isla, andando o en buses gratuitos. Si caminas por la noche hay que llevar chalecos reflectantes que te prestan en el hotel. Los autobuses son curiosos porque no maniobran para girar. Hacen como los metros: el conductor cambia de la parte delantera a la trasera del autobús, cambian las luces, y listo. Arrancan en el otro sentido.
En la parte de arriba de la isla está la Abadía del Mont Saint Michel, coronada a su vez con una estatua del Santo.
Cuando entras en las murallas, hay que seguir la corriente… las calles son estrechas, llenas de tiendas de souvenirs y restaurantes… algún hotel… aunque pienso que llevar el equipaje por esas callejuelas hasta arriba de gente no debe ser tarea fácil…
La otra cosa realmente llamativa en la visita al Mont Saint Michel es ver las mareas. Conviene mirar, en muchas páginas encuentras la información fácilmente, los horarios de las mareas para el día en que vas a hacer la visita.
Cuando nosotros fuimos fue en una época en que no había grandes variaciones. Eso nos dijeron también en el hotel. Cuando dicen eso, quieren decir no llega a separarse la isla de tierra. Pero sí sube el nivel del agua mucho… y eso vale la pena verlo.
En esa foto se ve la marea baja. Hay gente, incluso, caminando por la arena. Para hacerlo, hay que ir con un grupo o un guía que conozca bien los horarios, las zonas y controle los tiempos. Si estás lejos, puede ser peligroso cuando el agua empiece a subir.
Una vez en la isla, hay que visitar la Abadía. Es interesante porque te cuentan todos los pasos que se fueron dando, a lo largo de los siglos, añadiendo cosas, creciendo, luchando…
La Abadía fue un enclave defensivo muy importante en todas las épocas. Además, contaba con una defensa natural, en las mareas, que siempre hacía que un par de veces al día se quedaran libres de asedios.
Desde las terrazas se contemplan vistas alucinantes de todos los lados de la isla. Si puedes estar en alguna viendo el agua acercarse, es una pasada.
La Abadía tiene muchas dependencias. Desde la Iglesia, el claustro, las zonas donde vivían -y viven- los monjes, capillas, albergues…
Muchas de las zonas que se visitan se fueron añadiendo con el tiempo, con lo cual hay una buena mezcla de estilos arquitectónicos…
No sólo por una cuestión de estética, también por dónde esté situada la estancia. Es espacio es muy limitado y se ha construído muy “hacia arriba”.
En un lado de la iglesia está el claustro. Dos de sus lados dan al vacío.
En el resto de las estancias se alternan las columnas finas, altas, ligeras…
Con grandes pilares, casi sin espacio…
Si no estás atento a la hora, cuando sales, te puedes encontrar un paisaje totalmente distinto…
Porque lo que antes era arena y kilómetros de tierra… ahora está lleno de agua.
Aquí una comparativa antes-después:
Está muy bien dar una vuelta por la arena… aunque no es arena propiamente dicha… es como un barro seco.
Desde allí tienes unas vistas distintas de la isla… Aunque esos días no iba a formarse la isla completamente.
Y ya que estás allí, hay que volver por la noche. Los autobuses lanzadera funcionan hasta muy tarde… y si no, siempre puedes caminar.
Muy interesante y muy bonita la visita al Mont Saint Michel…
Tras estar unos días en París, alquilamos un coche para hacer una vuelta que incluyera Omaha Beach, el Mont Saint Michel y el valle del Loira.
En una etapa fuimos de París a Omaha Beach. Lo primero, visitar el cementerio americano, que tiene un horario en el que cierra temprano.
Aunque lo has visto en muchísimas películas, no deja de impresionar ver la cantidad de tumbas que hay… Más de 9.389 enterrados, sólo de Estados Unidos.
Situado justo encima de la playa de Omaha, todas las tumbas están alineadas perfectamente y miran al oeste. Se crean unos juegos de perspectiva impresionantes… Aunque nada tanto como simplemente ir viendo los nombres, las edades y el día del fallecimiento. La mayoría el mismo día del desembarco, el 6 de junio de 1944, o días inmediatamente posteriores.
Entre las tumbas hay soldados de distintas graduaciones, de distintos estados de Estados Unidos… y también están dos de los hermanos que inspiraron la película Salvar al Soldado Ryan.
La tumba que aparece en la película, la que va a visitar el protagonista con su familia, no existe en realidad. Se construyó para la ocasión.
Si vas bien de hora, está bien quedarse al momento de arriado de la bandera. Impresiona.
Cuando llegas a Omaha Beach, en la actualidad, aunque vengas impactado por la visita al cementerio americano y veas la costa e intentes imaginar lo que debió ser aquella carnicería del día D… descubres una playa más de un pueblo costero. Eso es lo que es hoy en día Omaha Beach: la playa de Saint-Laurent-sur-Mer.
El único recuerdo presente son dos monumentos. El Omaha Beach D-Day Monument:
Y la escultura Les Braves Memorial:
Si quieres ver más cosas sobre el desembarco, en Caen hay un museo muy grande dedicado a ello. También en cada pueblo de la zona tienen su pequeño museo o su pequeño memorial.
Cerca de Omaha Beach, en Arromanches, se conserva un puerto artificial con los módulos que se utilizaron para crear el puerto en el que poder desembarcar material, alimentos y más equipo… una vez que la zona estaba tomada.
Durante los traslados de un pueblo a otro te vas encontrando varios museos o cosas que visitar…
Ya depende de cuánto te quieras empapar en el Día D…
Entre concierto y concierto, hay que hacer un poco de turismo, si estás en París.
Como eramos un grupo un poco numeroso y todos habíamos estado ya previamente en París, lo mejor fue dar un paseo sin rumbo fijo…
Empezamos en el Sacre Coeur, la Basílica del Sagrado Corazón de París.
Más que nada porque, aparte de una iglesia muy bonita, desde allí se pueden observar unas vistas de París alucinantes.
Como el Sacre Coeur está en lo alto de la colina de Montmartre, el resto del paseo es bajada… Primero hacia el barrio bohemio de Montmartre…
En la plaza puedes tomar algo, comprar algun cuadrito…
O incluso ser modelo de tu propio retrato, en múltiples estilos…
Sigues bajando la colina, sin pérdida, porque tampoco llevas rumbo…
París es una ciudad en la que en cualquier paseo ves cosas curiosas… quizá como todas las grandes ciudades, no sé…
Siempre acabas llegando al Boulevard Clichy… y ahí puedes ver muchos bares y cabarets, como Le Chat Noir…
O el mega famoso Moulin Rouge…
Ahí puedes tomar el metro y retirarte… o cambiar de zona de la ciudad…
O también puedes seguir bajando hacia Ópera y, de pasada, subir a la terraza de las Galerías Lafayette.
Lo bueno de ir tanta gente en un grupo variado es, precisamente, eso. Que vas a sitios que no hubieras ido tú…
No sé las veces que habré estado en París, pero aparte de verlas por fuera, no se me había ocurrido entrar a las Galerías Lafayette… y menos subir a la terraza…
Ahí ya estás a tiro de piedra de Ópera, de hecho estás en la parte de atrás de la fachada principal…
Y desde la Plaza de la Ópera sale la Rue de la Paix, una calle con tiendas muy selectas, muy exclusivas. Con la peculiaridad de que te las cierran para que hagas las compras… no nosotros, claro. Los que manejan mucho dinero tienen aquí sus “pequeños Campos Elíseos”…
Esa calle desemboca en la Place Vendome… donde se puede contemplar la Columna Vendome…
Ya estás al lado de la Plaza de la Concordia, con el obelisco de Luxor…
Otra opción siempre recomendable es pasear por la orilla del Río Sena…
Además, depende de la hora que sea, cambia el paisaje humano…
Siempre verás algo… siempre verás cosas…
Y como cuesta mucho estar en París y no ir a la Torre Eiffel, un paseo clásico puede ser ir a la Plaza de Trocadero y observar las vistas desde allí.
Subir al Arco del Triunfo, en la Plaza Charles De Gaulle…
Y bajar los casi dos kilómetros de la Avenida de los Campos Elíseos…
Por cierto, gracias a ir con este grupo variopinto, descubrimos una tienda que está semi-oculta en un palacete… No compramos nada, pero vale la pena entrar por verla. Está en el número 23 y la entrada parece que entras en la casa de alguien… ¡Entra! 😉
Mis días de vacaciones en Francia empezaron el fin de semana del 9 de julio, el de la final de la Eurocopa.
Viajé el sábado por la mañana y, tras dejar el equipaje en el hotel, salimos a dar una vuelta por St. Michel.
Saint Michel, el arcángel protector de la Iglesia, ha estado muy presente durante todo el viaje porque nos lo hemos ido encontrando en cada sitio al que íbamos.
De la fuente de St. Michel, en el barrio latino, se puede iniciar un bonito paseo.
Pasando por la zona de La Sorbona…
El impresionante Panteón…
Hasta llegar a los Jardines de Luxemburgo…
Los Jardines de Luxemburgo es un parque imprescindible en París. Para pasear, para descansar, para admirar… Y aunque veníamos de Madrid con unas temperaturas altísimas, en París hacía muchísimo calor también…
Aun así es un sitio en el que puedes sentarte a tomar algo en una terraza… o en un banco del parque y ver un poco de baloncesto…
O buscar refugio en las sombras de los jardines…
Al anochecer, tras cenar en el barrio latino, no te puedes marchar sin visitar Notre Dame…
Al caer la noche, bajan las temperaturas y todo el ambiente del barrio latino se aprecia también en la orilla del Sena.
El domingo, antes de meternos en la vorágine de Bruce Springsteen, quisimos aprovechar para visitar el Museo del Louvre…
Objetivo número uno: la restaurada Victoria de Samotracia.
Esta estatua de una Victoria posándose en la proa de un barco es espectacular, además de lo especial que es para mí, su contemplación impresiona.
Es elegante… es delicada…
Con la restauración se ha devuelto el color original, tanto de la Victoria como del navío… se ha retirado un bloque moderno que había a los pies de la estatua… e incluso se han conseguido recuperar alguna pluma para su ala izquierda.
Ya que estás en la zona de la escultura, hay que ver Psique reanimada por el beso del amor, o El beso.
Obra de Antonio Canova, tiene a Cupido y a Psique como elementos principales, y la composición frontal es preciosa.
Aunque hay que dar la vuelta a la estatua para poder apreciar las flechas, el frasco… todos los detalles.
Y hablando de Cupido, ya se puede visitar una de las últimas adquisiciones del Museo: El amor probando una de sus flechas. Esta obra llega al Louvre con una parte de crowdfunding…
Y no se puede estar en el Louvre sin visitar la sala más masificada de todo el museo… La Gioconda.
Por la tarde, en los momentos previos al partido de Francia contra Portugal, y ante la imposibilidad de ir a la fanzone de la Torre Eiffel, dimos una vuelta por el Arco del Triunfo y los Campos Elíseos.
Y acabamos viendo el partido sentados en el suelo de la Rue de Marignan, gracias al bar Wine by One que puso una pantalla hacia la calle.
Muy buen fin de semana… lástima que al final no ganara Francia para poder verles contentos y celebrando… Los siguientes días, aunque teníamos los conciertos, al ser entradas numeradas, pudimos aprovechar también para hacer algo de turismo.
Los pasados lunes 11 y miércoles 13 de julio, en París, fueron mis dos últimos conciertos de esta gira The River tour 2016.
Como expliqué al final de la gira americana, una gira polémica, al menos en la manga europea, ya que el objetivo con el que empezó la gira, el 16 de enero de 2016 en Pittsburgh, era la interpretación del disco The River entero y en orden. Si bien es cierto que, cuando se pusieron a la venta las entradas, no se especificó que en Europa también sería así, el look de la entrada, de la gira, el nombre… No cambió.
Muchos pensábamos, en el momento de la compra de las entradas, que veríamos lo que venía haciendo en Estados Unidos. Pero no fue así. Dos noches antes de acabar la gira americana, anunció que ya no tocarían el The River entero.
Así empezó la gira europea, una gira en la que todo podía pasar. Todo, menos lo que yo esperaba cuando compré la entrada…
En Barcelona disfruté mucho del concierto… Fue volver a encontrar a muchos amigos que no veía desde Kilkenny en 2013… Estar en el césped del Camp Nou el día que el Barça ganó la liga… Volver a ver un concierto… Y no fue malo.
Del disco The River escuché por primera vez I Wanna Marry You, en la versión que hacía en EEUU, con las maracas… Y The Price You Pay, un temazo olvidado, normalmente, en los repertorios y que pone la carne de gallina… También tocó Point Blank y Drive all night, dos sinfonías a las que no se le puede decir que no. Los bises empezaron con Purple rain y eso lo hizo único.
Madrid fue otra historia… Si en un concierto de música el sonido es malo, pierdes muchos puntos. Y en Madrid fue malo, malo, malo. Cuando además cambia la tónica de la gira para marcarse un repertorio cargado de grandes éxitos, principalmente sacados del Born in The USA -que tuvo más canciones en el repertorio de Madrid que el del supuesto motivo de la gira, siendo el The River un disco doble- decepciona.
Solo lo salvó el hecho de estar físicamente en un concierto, de verlo en una fantástica compañía y las horas previas de reencuentros, emociones y expectativas…
Por fin se acercaba mi última parada: París.
Un día, no sé cómo, tras la decepción de la gira española, se me ocurrió que algo tenía que hacer yo para intentar que, en París, los dos únicos conciertos de la gira europea en pabellón, tocara el The River entero..
Y lo que hice fue un vídeo, para hacerle saber que todavía quedaban dos conciertos en pabellón, que había canciones que los fans europeos queríamos escuchar… Y para pedirle que tocara el disco entero en París. Creé el hashtag #TheRiverFullAlbumInParis
Durante las semanas, y especialmente los días previos, fui tuiteando diferentes contenidos, inventando cosas distintas, con el vídeo y el hashtag. Se los mandaba a Bruce, a Steve, a Nils, a Gary, a Jake, a Max… a fans con muchos seguidores…
Lo más que logré fue que Gary Tallent me respondiera utilizando la mención de mi tuit. Gracias a eso obtuve mucha visibilidad.
Con mi vídeo y comentarios di la brasa a todos… mucho… lo sé… ¡Pero era lo que tenía que hacer!
Así llegó el día del primer concierto en el mítico Bercy, ahora llamado Accor Hotels Arena.
Tenía muchas esperanzas puestas, en parte, en que tocara el The River entero… Pero si no, que el concierto fuera, al menos, como los que acababa de hacer en Milán.
Además, el día había empezado reencontrándome con amigos, comiendo juntos, yendo al pabellón juntos, comprando una camiseta…
Y sí, ¡el concierto fue genial!
Salió Bruce solo, sin banda, y se dirigió al piano para tocar Incident on 57th street: una de las cuatro joyas, yo me atrevo a decir “sinfonías”, en el sentido de “pieza magistral” que tocó esa noche.
A continuación, sorprendió con el debut en gira de Reason to Believe, al estilo de la gira Devils and dust, pero con banda. Nunca había visto esa versión y me encantó.
Este vídeo lo ha grabado vfeneboss desde una fila detrás de mí en el concierto de París. Gran sonido, por cierto.
Badlands para despertar a los menos conocedores de su discografía, que a lo mejor estaban alucinando en otro sentido a como lo hacía yo… ¡Y otra sorpresa! Into The fire, del disco The Rising, dedicado alguien que había perdido a su mujer hace poco. Muy bien porque es una canción muy bonita y que desde la gira The Rising había desaparecido de los repertorios.
A partir de ahí empezó a tocar el disco The River, en orden, sin avisar… Primera, segunda, tercera, cuarta… Hasta aquí era normal… Con Independence Day venía la primera prueba de fuego de si estaba tocando el The River entero… ¡Y la tocó! ¡Había esperanzas!
El bloque festivo de Hungry heart y Out in The Street era normal… Esas no iban a faltar. ¿Qué pasaría con las siguientes? Crush on you y You can look… Estas dos son animadas, cañeras… Perfectamente las podría tocar en estadios, pero no lo solía hacer… ¡Y lo hizo! ¡Llevábamos las nueve primeras canciones seguidas y en orden! ¿Y si estaba tocando el The River entero?
Llegó la siguiente prueba de fuego… I wanna marry you… ¡Pero esta vez no fue! En su lugar, Bruce se marcó una impresionante versión de Nebraska sólo con su guitarra y su armónica… Que cortó la respiración… Y también las perspectivas de un “full album”.
Hay que destacar el silencio con el que el público de París recibía estas canciones “lentas”… muy de agradecer…
De ahí se enganchó de nuevo al disco The River con unas cuantas canciones más… a destacar una versión de Point Blank impactante. Perfectamente interpretada, con un sonido limpio y con unos susurros finales que emocionaban…
Del The River también pudimos escuchar las “marchosas” que siempre he pensado que podría tocar en estadios si quisiera: I’m a Rocker, Crush on you, Cadillac Ranch…
Me encantó volver a escuchar Tougher than the rest, Drive all night y Land of Hopes and Dreams…
El principio de los bises, cuando parecía que el avión había pasado al control del piloto automático, sorprendió con la cuarta obra maestra de la noche: Jungleland y las fantásticas interpretaciones de la banda. ¡Lo bordaron!
La siguiente sorpresa no vino de la mano del set list… tras Born to run y en mitad de Ramrod: ¡un apagón en el pabellón!
Se quedaron sonando sólo los instrumentos que no llevan amplificación (batería y piano) y la banda tardó unos segundos en darse cuenta de qué había pasado…
La gente animaba… la banda siguió sin sonido… Hubo algún momento de desconcierto, al fin y al cabo estábamos en París y la gente vive con mucho miedo tras los atentados. Amigos que estaban en pista me contaron que algún grupo se dirigió a la seguridad del pabellón para que les evacuaran… yo veía gente salir de la pista hacia las salidas en la parte de atrás. La megafonía no se escuchaba mucho, con las palmas de la gente y la batería tocando… Pero bueno, si la banda seguía allí, nada grave sería…
Hubo un cónclave como se ve al final del vídeo anterior… muy parecido a los que tenemos en Econieve cuando tenemos que decidir si nos vamos, nos quedamos o qué hacemos… 😀
Finalmente esperaron un rato, Bruce firmó unos cuantos autógrafos en las primeras filas, se hizo selfies…
Y tras unos 10 minutos o así, volvió el sonido… y Bruce preguntó: Is it fuse blowing time??
Acabaron el concierto, sin pantallas… sin luz… sólo con música… ¡como es la E Street Band! Pocos artificios, sólo lo importante…
Reconciliación con Bruce completada. Un concierto así era lo que necesitaba. Bien es cierto que no había tocado el The River completo, pero bueno, había habido muchas canciones y alguna de las poco habituales. Del resto, genial… e incluso el apagón hizo que los bises que ya iban en automático, fueran novedosos.
11 julio, 2016
11.07.2016 Accor Hotels Arena, Paris, France
Incident on 57th Street (solo piano)
Reason to Believe
Badlands
Into The Fire
The Ties That Bind
Sherry Darling
Jackson Cage
Two Hearts
Independence Day
Hungry Heart
Out in the Street
Crush On You
You Can Look (But You Better Not Touch)
Death to My Hometown
Nebraska
The River
Point Blank
Cadillac Ranch
I’m a Rocker
Darlington County
Tougher Than The Rest
Drive All Night
Because the Night
The Rising
Land of Hope and Dreams
–
Jungleland
Born to Run
Ramrod
Dancing in the Dark
Tenth Avenue Freeze-out
Shout
Bobby Jean
Thunder Road (solo acoustic)
El día de descanso en París lo aprovechamos para dar una vuelta con los amigos que allí nos habíamos desplazado…
La mañana siguiente, lo mismo. Un paseo por Trocadero, el Arco del Triunfo, los Campos Elíseos… ¡Y con sorpresa!
Gary Tallent iba paseando por los Campos Elíseos con su hija Olivia. Se paró amablemente y nos atendió para hacerse unas fotos con nosotros, al igual que nos pasó en 2012 en Oslo. Se ve que él aprovecha estas giras para pasear y hacer algo de turismo, especialmente si viaja con Olivia.
No me presenté… no le dije que yo era el pesado que le daba el coñazo en su twitter pidiendo el disco entero… quizá si lo hubiera hecho no hubiera estado tan simpático… 😉
O quizá se hubiera acordado de mí más tarde, en el pabellón, cuando ocurrió lo que ocurrió…
Y lo que ocurrió fue que llegamos al pabellón con tiempo… Con algo de nervios por lo que pudiera pasar… por si, tras haber hecho ese concierto tan bueno el lunes, quisiera compensar un poco más en la línea de conciertos como el de Madrid, Lisboa…
¡Mi ubicación era alucinante! Teóricamente eran categoría 2, pero me encantaba el sitio. Lateral totalmente, viendo a Max desde un ángulo nunca visto antes… Y súper cerca de la banda. Viendo los entresijos de Jake Clemons… entre Nils, Charles y Soozie… Y a Bruce fenomenal.
El concierto empezó unos minutos antes que el día anterior… ¡Y lo hizo con Iceman! Vale, íbamos bien. Había puesto el listón en un nivel altísimo.
La segunda, Lucky town… Quizá porque Bruce sabía lo que iba a a venir después… y que París iba a ser una ciudad muy afortunada…
Con una introducción mínima dio paso al The River Full Album. ¡Sí! ¡Menudo subidón! ¡Había sucedido el milagro! Faith has been rewarded!!
Del primer disco de The River, el más oído, lo viví como nunca. No paré en todo el concierto. Alucinando con todo. Además, Bruce parecía que lo estaba haciendo para mí… con todas las chorraditas que gustan tanto la primera vez que las ves.
Crowd surfing en Hungry Heart, grabado por Carmina desde nuestro sitio:
Petición de matrimonio en I Wanna Marry You:
Y al final, en Dancing in the Dark, sacar a uno a bailar con Soozie, a otro a bailar con Jake, a una niñita a bailar con él y a un niñito a tocar la guitarra para acabar los cuatro agraciados en la lotería Springsteen disfrutando en el escenario de su momento de gloria:
¡Todo me encantó!
No sé cuántas veces habré escuchado el disco The River entero… en cd de descarga oficial he escuchado los conciertos que ha dado hasta ahora en la gira… pero presenciarlo con tus propios ojos, oírlo y sentir las vibraciones del sonido en tu cuerpo… ¡eso es único! ¡Inolvidable!
Además, adquiere una nueva perspectiva… una nueva dimensión… porque te das cuenta que lo que Bruce decía en Estados Unidos, cuando presentaba el disco, es que quería hacer algo vivo, algo real… algo como la vida, como un concierto de la E Street Band… un disco con diversión, camaradería, amor, fe, tristeza, crudeza, lágrimas…
Y es así… porque estás en una canción súper animada, de buen rollo… alegre… y la siguiente te pega una hostia que te deja el ánimo por los suelos… pero luego, sin tiempo para digerirlo, otra vez fiesta… y otra vez hostión… y así todo el disco… en una montaña rusa de emociones y sentimientos, especialmente en la parte de Fade Away…
Y Stolen Car…
Para luego ir a la fiesta de Ramrod sin respirar… y llegar a la parte final con The Price You Pay…
Drive All Night y, por fin, para cerrar el disco: Wreck On The Highway… En esta canción, todo el pabellón estaba en silencio… a oscuras… Bruce estaba iluminado por una luz azul lateral, que le daba en su lado izquierdo y que se proyectaba sólo en nuestro sector, el M. Esa luz iluminaba a Bruce y a mí. Me levanté… era el único. Y escuché esta preciosa canción cantada sólo para mí… emocionante, emocionado… y la conclusión que hace Bruce sobre el disco, sobre la vida…
El concierto siguió, sí… yo lo gocé igual… ¡todas! Tenía tal subidón que me daba igual lo que pasara… ¡Fue la caña!
#TheRiverFullAlbumInParis fue una realidad… un sueño… la única oportunidad de escuchar estas fantásticas canciones…
Como me decía Gerard después, la primera vez que lo oyes es inolvidable… La primera vez que montas en esta montaña rusa de emociones… la primera vez que lo vives… Yo, desde luego, no lo olvidaré…
Lo había conseguido… me había salido todo bien… Bruce concedió a París, una vez más, el honor de otorgarle algo especial… muy especial.
Y para mí fue un final de gira perfecto… Una ciudad preciosa, un grupo de amigos con los que compartirlo, dos conciertos fantásticos… y lo que tanto he estado esperando: un The River entero.
13.07.2016 Accor Hotels Arena, Paris, France
Iceman
Lucky Town
The Ties That Bind
Sherry Darling
Jackson Cage
Two Hearts
Independence Day
Hungry Heart
Out in the Street
Crush On You
You Can Look (But You Better Not Touch)
I Wanna Marry You
The River
Point Blank
Cadillac Ranch
I’m a Rocker
Fade Away
Stolen Car
Ramrod
The Price You Pay
Drive All Night
Wreck on the Highway
Badlands
The Promised Land
Growin’ Up
Because the Night
The Rising
–
Born in the U.S.A.
Born to Run
Dancing in the Dark
Tenth Avenue Freeze-Out
Shout
Thunder Road (solo acoustic)
Homenaje a Juan Antonio San Epifanio -Epi- en el Palau Blaugrana, por su retirada de jugador del Barça
Buscando entre las cintas VHS que tengo, he encontrado la grabación de la retransmisión que hizo Televisión Española del homenaje que se le rindió a Juan Antonio San Epifanio (Epi), en 1995, por su retirada como jugador del F.C. Barcelona.
Epi fue un símbolo del baloncesto español. Para mí, un ídolo. Cuando jugaba llevaba el número 15, me encantaba…
La verdad es que debo decir que en mi vida he tenido un par de ídolos, o mitos, o referentes… y Epi fue el primero.
Fue alucinante verle hacer el último relevo de las Olimpiadas de Barcelona… Fue alucinante ver tantos partidos en el Barça y en la selección… y también fue alucinante ver este homenaje.
Grande, Epi.
Espero que no me borren este vídeo por derechos de autor o algo así… es un documento histórico del que no obtengo ningún beneficio económico, más que el de recordar y dar a conocer la figura de Epi.
Lo de menos fue el partido, claro… y más cuando al Barça le metieron ese repaso…
El otro día hablaba con un amigo sobre la conversión de cintas VHS (que ya prácticamente no se pueden ver) a formatos digitales…
Es algo sencillo y una manera muy buena de recuperar lo que puedas tener en cintas. Lógicamente no te vas a poner a pasar las películas que tuvieras grabadas, porque la calidad deja mucho que desear, en comparación con los DVD o Blu-ray, pero sí los documentos personales o cosas únicas.
Otro día, con los problemas de espacio en las casas habituales, salió el tema de tirar las cintas VHS…
Y otro día se me encendió la bombilla…
¡En 2016 hacen veinte años del comienzo de Arganda Televisión! Y salvo unos cuantos vídeos sueltos de algún informativo que digitalizó el Archivo de la ciudad de Arganda, no hay nada en YouTube… No hay programas completos, no hay casi nada de todo lo que hicimos…
¿Qué tal si hacía una página web donde recopilar, ordenar y, de alguna manera, mantener esos documentos?
¿Y qué tal si creaba un perfil de twitter y una página de Facebook donde poder reunirnos y comentar los que vivimos aquella época… o los que les guste recordarla?
Pues en eso estoy…
¡Ya he subido el primer vídeo!
Mi petición para los conciertos de París: The River Full Album
La gira europea de Bruce Springsteen ha vuelto a ser lo que eran las giras anteriores: un cúmulo de sorpresas.
Ayer en Gotemburgo hizo su segundo concierto más largo de la historia, tras Helsinki 2012. Y hubo sorpresas agradables como The Promise (solo piano) o Tunnel of Love.
Aun así, no me conformo con eso y, ya que la actual gira se llama The River tour, tengo un vídeo para pedir que en uno de los dos conciertos de París, el único lugar de Europa que tocará en un pabellón, toque el disco The River entero.
Hoy lo he empezado a circular por las redes sociales… veremos a dónde llega. 😉